Article de El País
Los niños y sus distintos talentos
"La reforma prácticamente elimina la música del currículo", protesta la autora
Beatriz Alonso Pérez-Ávila
15 OCT 2012
La comunidad educativa está otra vez agitada. Han pasado cuatro años
desde la total implementación de la anterior ley educativa, ha habido
elecciones y juegos olímpicos, lo que parece significar que nuestra ley
educativa está obsoleta y necesita un cambio radical. Sin embargo, los
que trabajamos en educación sabemos que cualquier proyecto educativo (y
mucho más una ley) debe de tener su tiempo de implantación, desarrollo y
consolidación. Durante todo el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI,
se han defendido tesis centradas en los valores del arte para la
formación integral del individuo y, a su vez, los sistemas educativos
han ido haciendo mención a las artes en sus currículos y, en teoría,
introduciéndolas en los mismos. En teoría, ya que lo que encontramos es
que los debates acerca de la calidad de la educación ponen su énfasis en
las “áreas instrumentales” relacionando las artes con una actividad
“agradable”, un “ornamento” prescindible del que se obvian sus
contribuciones al desarrollo de todas las personas.
Desde la Antigüedad Clásica existió una fuerte preocupación por
conseguir que la educación tuviese un carácter integral y dentro del
mismo siempre fue partícipe la música. Desde el arte de las Musas
(Mousiké), pasando por la escuela pitagórica, Platón o Damón se
preocuparon intensamente por la teoría musical o el poder de la música
para conformar la personalidad de los ciudadanos. Estas ideas se
transmitirían así en la Edad Media, cuando encontramos el Quadrivium,
formado por aritmética, geometría, astronomía y música. Progresivamente,
la educación musical se enfoca desde dos vertientes: por un lado el
desarrollo de las destrezas técnicas y teóricas básicas para la
formación del músico y, por el otro lado, la educación musical como base
para el desarrollo de la personalidad del individuo. En España durante
el siglo XIX aparecen los primeros conservatorios, a imagen y semejanza
de los conservatorios italianos, centros de estudios orientados hacia la
profesionalización. Sin embargo, en este mismo período, la “Ley Moyano”
aparta la música del ámbito escolar. Con esta ley la educación musical
se mantuvo en los conservatorios o escuelas de música, sin importarle
que no todos los niños y niñas tuvieran acceso a estos centros. Mientras
tanto, en otros países europeos grandes profesionales de la música
(como fueron Carl Orff, Emile Jaques Dalcroze, Edgar Willems o Zoltán
Kodály) desarrollan nuevas aproximaciones o pedagogías de la música,
cambiando profundamente los cimientos de los sistemas educativos de los
países que creyeron en ellos, como es el caso de Hungría.
La mayoría de los docentes de música hemos tenido acceso a estudios
musicales desde la infancia y somos conscientes de los beneficios que
estos estudios han ofrecido a nuestro desarrollo personal. Es por esto
que cuando la LOGSE consideró la música como un área importante para el
desarrollo del ser humano los que habíamos tenido el privilegio de tener
acceso a ella fuimos conscientes de la oportunidad que suponía su
universalización y accesibilidad a toda la población. La LOGSE supuso un
impulso consciente hacia la introducción de áreas que buscaban la
practicidad, la interdisciplinariedad y la búsqueda de nuevos lenguajes.
En este contexto se sitúan materias como música, plástica y tecnología.
Desde el principio tuvieron detractores. Ningún comienzo es sencillo y
los docentes teníamos que iniciar nuestra labor desde cero, sin
referencias en nuestras experiencias personales, ya que las clases de
música en primaria y secundaria difieren mucho de las de un
conservatorio o escuela de música. También los alumnos y alumnas tenían
que acostumbrarse a otro tipo de clases mucho más prácticas y
participativas. La LOGSE era ambiciosa y fracasó por diferentes motivos y
las leyes posteriores, confundiendo los problemas de la sociedad con
unos currículos que no coincidían con los tradicionales, penalizaron
aquellas materias que se relacionaban directamente con la LOGSE. La
siguiente ley que se llegó a aplicar totalmente fue la LOE, en la que se
contemplaba una menor presencia de la música en el currículo, en favor
de otros conocimientos que se consideraron prioritarios y ahora, en la
LOMCE, una ley que en su exposición de motivos declara no estar centrada
en el alumno o alumna, sino en la empleabilidad futura que este podrá
tener, se señala que estas áreas del conocimiento no son útiles para el
individuo, ya que esta ley no valora lo que nos forma como ciudadanos y
seres humanos.
Mientras otros países consideran la educación musical como
prioritaria, como el caso de Suiza, donde recientemente reformaron la
Constitución para reforzar la educación musical en la escuela, en España
se ningunean las artes escénicas, música y danza dejándolas sin espacio
para su desarrollo. De hecho, la LOE expulsó la materia de Historia de
la música como optativa propia del bachillerato de humanidades, no
incluyéndola, para nuestro asombro, entre las reivindicadas humanidades,
ahora la LOMCE acaba con el bachillerato de artes escénicas, música y
danza y con ésto decide que tampoco forman parte de las artes (ya que sí
mantiene una vía de Artes, en la que no hay ni una materia relacionada
con las artes escénicas, música o danza). La LOE creó la vía de
bachillerato de artes escénicas, música y danza y tras muy pocas
promociones la LOMCE la hace desaparecer, con la excusa de un exceso de
oferta educativa. Sin embargo, esta opción existe en muy pocos centros
en España, uno o dos por provincia, y supone coste cero para las arcas
públicas, ya que es impartida por los propios docentes de los centros.
Al existir en pocos centros la demanda es elevada. El alumnado que cursa
estos estudios es alumnado que ve, por primera vez, que estudiar
análisis musical, historia de la música y danza o artes escénicas está
al mismo nivel que quien estudia griego, química o historia del arte,
por poner unos ejemplos. Posteriormente los estudiantes siguen estos
estudios, otros estudios menos relacionados o ningún estudio,
exactamente igual que el resto de estudiantes de bachillerato. Cuando
desaparezca esta modalidad, sus titulados serán una rara avis,
una especie extraña que no se repetirá y los alumnos y alumnas que
consideren que ese es su vehículo de expresión y aprendizaje natural
pasarán a hacerlo en sus ratos libres, mientras aprenden y se titulan
con las materias que de verdad importan.
El sistema educativo tiene que garantizar que los niños y niñas desarrollen sus distintos talentos, como seres únicos y geniales
El presente no garantiza a ningún niño o niña de este país
desarrollarse musicalmente, pero el futuro se presenta más oscuro
todavía. Los más pequeños seguirán sin tener necesariamente clases de
música y expresión corporal en educación infantil. En primaria tendremos
que soñar con que la música siga existiendo dentro del área de la
educación artística, la cual actualmente dedica una hora a la semana a
la educación plástica y otra hora a la educación musical, el
anteproyecto no lo especifica. En secundaria la música será obligatoria
en dos cursos, lo que parece no diferir con la situación actual. La gran
diferencia es que la música pierde su carácter optativo en el resto de
cursos de educación secundaria. Existen comunidades autónomas en las que
un niño o niña, si quería, podía tener acceso a la educación musical
desde infantil hasta el bachillerato, ya que los cursos en los que no
era una materia obligatoria se podía escoger como optativa. El
anteproyecto de la LOMCE borra esta posibilidad dejando la música como
una isla entre toda la secundaria, y nuestros niños y niñas perderán la
oportunidad de seguir aprendiendo, desarrollándose y participando en los
centros educativos por medio de la música. Todos los estudios
realizados demuestran que la educación musical mejora la concentración,
la memoria, la coordinación, la expresión, la capacidad de síntesis, la
empatía o el trabajo en equipo y, sobre todo, contribuye al desarrollo
cognitivo. Pero además, las clases de música fomentan las actividades
colaborativas, la integración de los niños y niñas en un grupo, fomentan
el intercambio de ideas, el respeto entre iguales, la integración, la
creatividad, el conocimiento de otros contextos y el desarrollo de la
inteligencia emocional. Actualmente, muchos alumnos y alumnas, una vez
que han encontrado su lenguaje, su autoestima y lugar en el grupo por
medio de la música observan que también les interesan otras áreas del
conocimiento que consideraban ajenas a ellos. La LOMCE prácticamente
elimina la música del currículo, así pues, cuando no tengamos estas
clases de música ¿Qué pasará con los alumnos y alumnas que se enganchan
al sistema educativo por medio de estas materias?, ¿Qué pasará con los
alumnos y alumnas que encuentran su lenguaje por medio de la música?
No existe un único lenguaje, ni una única inteligencia, ni un único
talento. Todos los niños y niñas cuentan, en mayor o menor medida, con
distintas inteligencias, pero cada estudiante se relacionará con su
entorno, usando unas antes que otras, apoyándose en el lenguaje verbal,
matemático, espacial, corporal o musical, por ejemplo. El sistema
educativo tiene que garantizar que los niños y niñas desarrollen sus
distintos talentos, como seres únicos y geniales, y el hecho de que haya
estudiantes que se marchen de la escuela sin haber descubierto al menos
uno de sus talentos supone un fracaso del sistema educativo y,
eliminando los distintos tipos de lenguaje y no considerando las
inteligencias múltiples es seguro que muchos chicos y chicas se verán
abocados a la frustración y al rechazo ante su aprendizaje personal.
Beatriz Alonso Pérez-Ávila és
professora de música a l'institut públic Afonso X O Sabio de Cambre
(A Coruña) i presidenta de l'Associació de Docents de Música de
Secundària de Galicia (ASOMUSICA)
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